Polarización en México: ¿Desde cuándo existe?
Polarización en México: ¿Desde cuándo existe?

Polarización en México: ¿Desde cuándo existe?

Si te has preguntado alguna vez desde cuándo se vive el ambiente de polarización que predomina y se ha vuelto más evidente en México durante los últimos años, la respuesta podría encontrarse en el Museo Nacional de Arte (MUNAL) de la Ciudad de México. Este recinto resulta de visita obligada para conocer no solo el origen y evolución del arte, sino la forma en que éste retrata la realidad social que se ha vivido a través de situaciones muy marcadas y persistentes en esta nación hasta nuestros días.

Efigie de Carlos IV afuera del Museo Nacional de las Artes

El nacimiento de México como país independiente trajo consigo cambios no sólo en los ámbitos político, económico y social, sino también respecto a las expresiones artísticas. Estas se transforman, se adaptan y evolucionan; un claro ejemplo de ello son América y La Libertad.

Estas esculturas, de la autoría de Pedro Patiño Ixtolinque y conocidas también como “Las matronas”, exponen la percepción europeizada que predominaba en los primeros años del México independiente a través de los rasgos grecorromanos que ambas presentan. La Libertad, con un seno de fuera y el gorro frigio, hace alegoría de la consigna revolucionaria francesa que incluía a la igualdad y la fraternidad. En tanto, América pone en evidencia el desconocimiento existente en esa época sobre la identidad mexicana a través de su indumentaria, basada más en elementos de la cultura brasileña que en la nuestra.

América y La libertad

Por su parte, La Glorificación de la Inmaculada Concepción va más allá del tema religioso; marca, además de la división entre lo terrenal y lo divino, así como la separación de los poderes eclesiástico y político —con la consabida confrontación entre liberales y conservadores o, lo que es lo mismo, quienes pretendían conservar sus privilegios y quienes buscaban anularlos—, misma que afectó también la percepción de los nacientes mexicanos sobre sí mismos. Al verse forzados a elegir uno de los dos lados de la mexicanidad, millones de ellos se identificaron más con el lado español —el apegado a la religión, el que ostentaba el poder, el “blanquito”— que con el indígena.

La glorificación de la Inmaculada Concepción

¿A qué te suena?

Racismo, ambición y polarización

La primera y más importante consecuencia del desconocimiento es el rechazo, lo que, aunado a las marcadas diferencias étnicas, económicas y culturales, dio lugar a la negación de las raíces indígenas, así como al convenenciero favorecimiento y victimización de los conservadores por la supuesta afrenta sufrida a manos de los liberales cuando éstos, a través de las Leyes de Reforma, disminuyeron la influencia económica y social que la iglesia —primera interesada en mantener su poder institucional y su influencia— ejercía sobre la sociedad.

También se gestó la percepción de que “los salvajes y harapientos mataron a la Madre Patria”, como puede interpretarse en La muerte de Abel, de Santiago Rebull.

La muerte de Abel, uno de los primeros trabajos que mostró la polarización en México

El mensaje es sutil pero lo suficientemente claro: la víctima es de tez blanca y cae de manera grácil envuelta en pieles, en tanto que el agresor es moreno, viste harapos y huye asustado por las posibles consecuencias de su propia atrocidad.

De igual modo, ese mismo sector aplaudió que los conservadores hayan mandado traer años después a un emperador austriaco y una emperatriz belga a base de engaños, haciéndoles creer que México necesitaba un gobierno monárquico para enderezar el rumbo. Cuando las cosas no le salieron bien, etiquetó a los efímeros monarcas como mártires e incluso afirmó, indignado, que “el imperio francés los asesinó porque Maximiliano sentía una especial simpatía por los indígenas e hizo lo que nadie: leyes para protegerlos y favorecerlos”.

Carlota y Maximiliano

A pesar de estar presente desde los orígenes de México, si se quiere terminar con la polarización en este país hace mucha, ¡pero mucha falta! visitar recintos culturales, nutrir a nuestro bagaje cultural con documentos que exhiban el punto de vista de una y otra facción antes de acogernos a la frase clásica (que suena más a pretexto para no estudiar) que reza que “la historia la escriben los vencedores” y, sobre todo, aprender a formar una opinión basada en el análisis de datos objetivos. Nuestro criterio (y todo aquel que nos escuche o lea) lo agradecerá.

Conoce más datos poco conocidos pero bastante interesantes de nuestro pasado, echa un vistazo a la sección Hablemos de historia y cuéntame en los comentarios qué te parece, o qué tema te gustaría que incluyera.


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