En las calles de Guanajuato
En las calles de Guanajuato

En las calles de Guanajuato

Guanajuato es una ciudad misteriosa y atractiva, plena de callejones intrincados, tradiciones, gastronomía, legado histórico y la magia que envuelve a una digna Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Mira qué hermosa se ve desde el mirador del Monumento al Pípila, ubicado en el Cerro de San Miguel.

Guanajuato

¿Mito o realidad?

Sobre el famoso Pípila, dijo alguna vez Lucas Alamán (quien a sus 17 años vivió el episodio más importante en la historia guanajuatense) que en realidad no existió. Sin embargo, el hombre se convirtió no solo en el símbolo de los mineros que se unieron a la causa insurgente, sino de los mexicanos que alcanzan victorias importantes con el arrojo y la valentía que, según la leyenda, Juan José de los Reyes Martínez Amaro mostró al cargarse a la espalda una pesada losa para resistir las balas enemigas, llegar a la puerta de la Alhóndiga de Granaditas y prenderle fuego, generando la primera victoria para la causa.

Monumento al Pípila

Otro dato curioso sobre el Pípila: ¿Sabías que aparece en el billete de mil pesos de la Familia F (en circulación de 2008 a 2018) al fondo, casi oculto por la fachada de la Universidad de Guanajuato?

Billete de mil pesos

Élite universitaria

En 1732 llegaron a la ciudad sacerdotes jesuitas, que se encargarían de la enseñanza (para la gente con plata, claro está) e inaugurarían el originalmente denominado Colegio de la Santísima Trinidad, que impartía clases solamente a 86 alumnos, obviamente procedentes de las familias acaudaladas de la ciudad. Para 1945 dejó de ser colegio y se convirtió en la que ahora conocemos como Universidad de Guanajuato; el gobierno remodeló el edificio, poniéndole esa hermosa fachada blanca y una escalinata con 86 peldaños, que representan a los ya mencionados estudiantes. Otra particularidad es que en esta universidad solo se impartían leyes y el resto del edificio era la rectoría, aunque como es lógico, la UG se expandió llevando conocimiento a otras ciudades del estado y ampliando su oferta educativa.

Universidad de Guanajuato

El tesoro de las profundidades

La capital guanajuatense tiene mucho porte, en gran parte debido a que sus calles no cuentan con anuncios luminosos, fábricas ni zonas residenciales en aras de conservar su patrimonio arquitectónico y colonial. De día es colorida, alegre, un bellísimo laberinto en el que da gusto perderse para descubrir todas las tradiciones y secretos que se puedan.

Fachada del Teatro Juárez

Por ejemplo, curioseando por toda la ciudad aprendí que fue fundada en 1554 a 2,008 metros sobre el nivel del mar; que cuenta actualmente con 194,500 habitantes y una riqueza cultural que cualquier otro lugar envidiaría. Su nombre, que antaño era Quanaxhuato, se debe a que los antiguos habitantes de estas tierras adoraban a las ranas, animales representativos de la fertilidad; pero no hay que irse con la finta: pese a que la traducción tarasco-español sería algo como “Lugar donde abundan las ranas”, esto no se debe a que haya muchos de estos anfibios en la región, sino a las formaciones montañosas que rodean a la ciudad, de entre las que destacan el Cerro del Meco y sus dos enormes piedras en forma de ranas.

La ciudad creció a pasos agigantados durante la época colonial; empezó en la hondonada y después se expandió hacia arriba, abarcando lo que ahora se llama Circuito Minero Guanajuatense (aunque más allá de las montañas ya no es Guanajuato capital, sino pueblos mineros, de los que muy pocos llegan a ofrecer atractivo turístico porque las minas no brindan acceso al público y solo va la gente que trabaja en ellas). Dentro de los límites de esta bella ciudad hay 16 minas activas, de las cuales la más famosa es la Mina de San Juan de Rayas: ni más ni menos que la primera en ser descubierta y provocar la fundación de la ciudad. Tiene una profundidad de 425 metros y de ella se extraen oro, plata, bronce, cuarzo, amatista, calcita y más de 40 minerales distintos en total.

Minero de Guanajuato

Otra muy importante era La Valenciana, que sí es turística y puedes bajar en ella caminando hasta 75 metros. Fue una de las más ricas del mundo y colocó a Guanajuato en el ojo de la atención europea: casi el 40% del oro que circulaba en el mundo entero durante el siglo XVIII procedía de ella. En contraste, la escasez de alimentos, el alza en los precios de los mismos, la falta de empleo y los bajos salarios fueron las principales causas del estallido de la guerra de independencia en el Bajío. El ejército comandado por Miguel Hidalgo se nutrió de desposeídos que recogía en cada pueblo, quienes veían en el movimiento la forma de hacerse de algo de plata robando todo lo que podían; es por eso que, alrededor de las minas, se construyeron fortificaciones para evitar que los esclavos escaparan y también con la finalidad de prevenir robos.

Un detalle parisino en el Bajío

El Mercado Hidalgo, diseñado en los mismísimos talleres de Gustave Alexandre Eiffel (¿Te suena?) con todo y torre traída directamente de Bélgica, estaba pensado originalmente como una estación de trenes que sería inaugurada el 16 de septiembre de 1910 para celebrar el primer centenario de la Independencia; sin embargo, gracias a lo que casi siempre sucede con las obras públicas en México —hechas pensando más en el lucimiento del gobierno que en su funcionalidad para los ciudadanos— y a que no contaba con una sola locomotora, este edificio terminó por convertirse en uno de los puntos de comercio más llamativos de todo el país.

Mercado Hidalgo

Bajo el cobijo de la oscuridad

Si de día Guanajuato es una joya, de noche, simplemente, te seduce. Si te gusta lo tradicional, no puedes dejar de unirte a las callejoneadas, recorrer de la mano de los guías turísticos el Centro Histórico, disfrutar un rico (pero ligero) trago que te servirán en una vasija con forma de rana llamada purrón y seguir a la estudiantina en su recorrido por una ciudad que deja salir sus mejores canciones, bailes y leyendas cuando el sol se ha ocultado.

Estudiantina

Para cerrar la jornada, ¿Qué tal un paseo por el que —en mi opinión— es el segundo atractivo nocturno más grande de la ciudad? Los túneles, que hace un par de siglos eran ríos en los cuales la gente se abastecía de agua y ahora ayudan a desahogar el tránsito de una ciudad que, por tradición, debe recorrerse a pie en su superficie. Además, ¡Por las noches funcionan como estacionamientos públicos! De hecho, me sorprende mucho la confianza con que la gente deja su auto como si nada, sabiendo que cualquiera puede andar paseando por ahí a altas horas de la madrugada y no habrá ningún problema. Pasear en ellos a media madrugada, en medio de un casi total silencio y tranquilidad, es una experiencia que difícilmente se puede encontrar en otro lugar de nuestro hermoso país.

Túneles de Guanajuato

¿Quieres conocer algunos rincones más de esta bella ciudad? Echa un vistazo aquí.


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Un comentario

  1. Pingback: Alhóndiga de Granaditas: La caída del "Granero del Bajío"

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