Nutrición, un tema de salud con alto impacto social
Nutrición, un tema de salud con alto impacto social

Nutrición, un tema de salud con alto impacto social

Vivimos tiempos difíciles en que la salud ha tomado una relevancia aún mayor que la que debería tener por sí misma bajo circunstancias “normales”. La pandemia por COVID-19 nos ha forzado, entre muchas otras cosas, a voltear a ver en qué estado nos encontramos y uno de los aspectos más importantes es nuestra nutrición, pero ¿De qué manera estamos enfocándonos en ella?

Tuve el gusto de platicar en días recientes con la nutrióloga Ingrid Consuelo Silva Palma acerca de la importancia de abordar la nutrición desde puntos de vista sociológicos además de los clínicos y las cosas que no deben faltar en nuestra despensa para mantener lejos al COVID-19. Ponte cómodo o cómoda y lee lo que viene con mucha atención.

¿Quién es Ingrid Silva?

Ingrid Silva, Licenciada en Nutrición

Licenciada en Nutrición Humana egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, cuenta con un impresionante historial académico que se extiende desde el campo nutricional hasta otras disciplinas como la Docencia Universitaria —de la que es egresada por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México— y la Maestría en Comunicación y Política, para la que actualmente realiza la tesis en la misma UAM-X.

Su experiencia laboral también es notable. Se ha abierto camino en su alma mater como asistente en el Área de Investigación “Salud y Sociedad” y como docente en las licenciaturas en Nutrición y Medicina Humana, además de trabajar en el programa “SaludArte” de la Secretaría de Educación Pública, mediante el que impartió clases de nutrición en primarias donde buena parte de los alumnos provenían de hogares con problemas de violencia, económicos y de desintegración familiar. Ahí descubrió lo importante que es la orientación en materia nutricional desde etapas tempranas de la vida; el porcentaje de padres de familia con diabetes u otras enfermedades crónicas era muy alto y a través de mostrar a los niños alternativas como sembrar un huerto o aprender a preparar alimentos en casa acompañó una de las más gratificantes experiencias que ha tenido.


Todo esto amén de un importante desarrollo en medios de comunicación de la talla de Grupo Imagen y en SuMédico.com, portal perteneciente a Grupo La Silla Rota en el que se desempeña actualmente como editora.

Con ocho años de experiencia en creación y edición de formatos para sitios web especializados en la salud, Ingrid es un referente completamente confiable en cuestiones de nutrición y seguro que puede aportar mucho a tu relación con la comida.

El cuarto poder al servicio de la nutrición

El trabajo interdisciplinar de Ingrid ha dado como resultado la integración de fuentes verídicas de información, evidencia científica y divulgación a través de un lenguaje ameno, agradable y de fácil comprensión para el público, partiendo de la premisa de que si bien las bases de las ciencias enfocadas en la salud y nutrición son de naturaleza clínica, existen factores sociales que no solo influyen, sino que se han convertido en determinantes que muchas veces obviamos o dejamos de considerar al momento de elegir y consumir nuestros alimentos.

Licenciada en Nutrición Ingrid Consuelo Silva

Durante años hemos creído en el discurso de que una buena nutrición forzosamente va a concederte un cuerpo acorde con los ideales de belleza que dicte la industria en ese momento, sin tomar en cuenta que la genética, el entorno social, el nivel socioeconómico, las políticas públicas, la clase de alimentos que tenemos a la mano en la tiendita de la esquina (¿Te suena el término “Ultraprocesados”?) e incluso la salud mental deben ser considerados tanto por el nutriólogo al momento de diagnosticar al paciente, como por éste al fijarse metas asequibles en las que pueda ver y sentir un progreso satisfactorio.


Para combatir esa clase de mitos, lo más importante es el lenguaje. Por decir algo, ¿Cuántas veces hemos temblado de miedo al escuchar la palabra “Dieta”, cuando lo correcto —y mucho menos terrorífico— es llamarle “Plan de alimentación equilibrada”?

Comunicar de manera adecuada resulta decisivo para que las personas sean más receptivas tanto a una forma distinta de alimentarse como a nueva información y eso ayuda bastante a la hora de corregir errores que hemos replicado de generación en generación, como la satanización de ciertos alimentos o el cliché de que la gente que padece obesidad “no se quiere”, “es floja” o “no hizo algo de provecho durante la cuarentena”.

Hablando de la pandemia…¿Qué sí y qué no debemos comer para estar sanos?

Para mantenerse actualizada y poder generar contenido de valor, Ingrid consulta diversas fuentes de información y las tendencias en redes sociales acerca del tema que va a abordar. Esta práctica es muy importante sobre todo al hablar de COVID-19, pues la manera en que tanto la data como las mutaciones del virus (y sus estragos) se desenvuelven es vertiginosa.

La pandemia acentuó signos de advertencia como el constante aumento en casos de diabetes, sobrepeso y obesidad, así como la saturación de hospitales y lo relevante que resulta el historial nutricional previo de cada persona. Considerando este último punto y teniendo en mente que ningún alimento va a darnos resultados de manera inmediata, Ingrid recomienda que nuestro régimen alimenticio sea variado, accesible, planificado y preferentemente a base de comida casera.

Lo que nunca debe faltar en tu despensa

Por principio de cuentas, agua. En promedio, el 60% de nuestro organismo está formado por este vital líquido y la hidratación es básica para un buen funcionamiento, así que tomar de seis a ocho vasos diarios —equivalentes aproximadamente a dos litros— sería lo ideal.

Debes incluir también alimentos ricos en fibra como frutas y verduras, cereales integrales y granos enteros. En cuanto a carne, Ingrid recomienda elegir piezas de pollo como pechuga, piernas y muslos sin piel o, si vas a entrarle a las carnes rojas, selecciona cortes magros (o sea, con muy poca grasa) como el bistec, la falda y la pulpa de res. Otro tema importante es el consumo de Vitamina D, que encuentras en alimentos como el queso, la leche y el pescado.


Los pescados como el atún o la sardina son muy comunes en nuestra alacena y, dado que generalmente los compramos enlatados, es buena idea pasarlos de rapidito por el chorro de agua antes de prepararlos para retirar algo del sodio que contienen y después cocinarlos de manera normal. Respecto a las verduras, siempre es mejor preferir las congeladas que encuentras embolsadas en el super en lugar de las enlatadas, pues conservan mejor los nutrientes.

Es necesario combinar todos los grupos de alimentos: de origen vegetal, de origen animal, leguminosas y cereales. Siempre puedes recurrir a la creatividad y jugar con ellos en cada una de tus comidas, así obtendrás todos los nutrientes que necesitas para mantener al virus tan lejos de tu sistema inmune como sea posible.


Además y como “Bonus hack”, existen alimentos conocidos como nutracéuticos que aportan beneficios extra para la salud y están más que comprobados y respaldados por la ciencia. Uno de ellos es la moringa —sirve para combatir la diabetes— y otro muy famoso es la cúrcuma, capaz de fortalecer tu sistema inmune y prevenir o combatir el cáncer y la hipertensión. Por recomendación de Ingrid, en los portales informativos de la UNAM, la UAM y el IPN, que realizan una gran labor de divulgación en materia de nutrición, podrás ampliar el tema tanto como lo necesites y luego consultar a un especialista sobre su uso adecuado.

Evita llevarte esto a la boca

Ingrid hace énfasis en que los principales enemigos del buen comer son tres: azúcares, grasas saturadas y trans, y sodio. ¿Dónde encuentras a cada uno de estos villanazos?

El refresco —cuyo principal país consumidor es México, por cierto— y los jugos industrializados contienen demasiadas calorías, incluso más que algunos platillos completos. Estos productos sobreestimulan el sentido del gusto provocando que fuentes naturales de azúcar como las frutas te parezcan insuficientes y además, generan una adicción muy difícil de superar.

Por su parte, las grasas saturadas y trans más peligrosas se relacionan con enfermedades crónicas no transmisibles como las ya mencionadas obesidad y diabetes. Por fortuna son muy fáciles de identificar, pues las encuentras principalmente en alimentos industrializados con altos niveles de conservadores.

"¡Qué oso!", obra del ilustrador Monero Hernández
"¡Qué oso!", obra del ilustrador Monero Hernández para La Jornada Online

El sodio, contrario a lo que muchos podríamos pensar, no solo se encuentra en la sal. Los embutidos como el jamón, la mortadela o el chorizo lo contienen en grandes cantidades, igual que los cereales de caja como ese que supuestamente es “Grrrrriquísimo” o aquellos panes hechos “con el cariño de siempre”. Paradójicamente, el Instituto Nacional de Salud Pública sobre hábitos alimentarios durante la pandemia reveló recientemente que la gente ha estado consumiendo demasiados carbohidratos a través de productos industrializados como los ya mencionados, así que es super necesario evaluar qué tan bien informados estamos sobre nutrición. Y para eso, nada mejor que…

¡NutriClase para todos!

Ingrid es una apasionada de la divulgación y los medios de comunicación, por lo que complementa sus conocimientos en nutrición con una iniciativa de su propia autoría llamada NutriClase en la que, además de obsequiarnos información con alto valor clínico, se enfoca en llevarnos de una manera amigable y clara hacia la reflexión y crítica de nuestra alimentación diaria. ¿Por qué comemos lo que comemos? ¿Sabemos qué estamos comiendo? ¿Cómo decidimos qué comer? ¿Quién nos enseñó o cómo aprendimos a alimentarnos? ¿De verdad estamos preocupándonos por nuestra salud o estamos prestando más atención a cómo “debemos vernos” según los cánones de belleza vigentes?


Se nos ha inculcado un miedo excesivo a la comida y a las consecuencias que traen los abusos de algunos alimentos (pero de todos modos caemos en ellos). Hemos creído que consumir medicamentos y suplementos sin supervisión de un especialista —que en ocasiones son de dudosa procedencia y sobre los cuales puedes informarte más en el sitio web de COFEPRIS— es lo ideal gracias a la cultura de la inmediatez y sus gurús con poca ropa y menos conocimiento que nos prometen “resultados maravillosos” en tiempo récord, o que enfermedades como la obesidad se “curan” con tal o cual pastilla sin importar cuántas cajitas felices abramos a la semana.

La realidad es que una cultura nutricional sólida y ser conscientes de que todo aquello que vale la pena requiere tiempo y constancia, nos permitirá aprender que el equilibrio y la información son la base de la prevención.

Conocer lo que debemos comer y los requerimientos particulares de nuestro cuerpo evitará que nos dejemos llevar por el peligroso error de anteponer lo estético a la salud. Sobre todo, seremos capaces de prevenir muchas enfermedades y de recuperar el gusto por la comida manteniendo siempre la armonía en cada uno de nuestros platos.


No sé ustedes, pero yo sí tengo muchas ganas de mantenerme tan sano como me sea posible durante esta pandemia y por mucho tiempo más, así que ya sigo a Ingrid en sus redes sociales. ¿Me acompañan y aprendemos todos a alimentarnos de la mejor manera?


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2 comentarios

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