Aborto legal, seguro y gratuito para quien lo necesite
Aborto legal, seguro y gratuito para quien lo necesite

Aborto legal, seguro y gratuito para quien lo necesite

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas respecto al tema del aborto, los embarazos interrumpidos de una manera no segura causan la muerte de unas 47,000 mujeres cada año y otros cinco millones sufren alguna forma de discapacidad temporal o permanente. La mortalidad materna viola los derechos a la vida, la salud, la igualdad y la no discriminación.

Ante un panorama tan desolador, cuestionar el derecho al aborto seguro, legal y gratuito resulta una completa necedad basada en creencias que nada tienen de científicas ni sociológicas y, sobre todo, una insultante falta de empatía.

Nadie tiene derecho a decidir sobre el cuerpo de otra persona y menos si se trata de un tema tan delicado. Para empezar, un embarazo no es cualquier cosa; por sí mismo, bajo circunstancias “normales”, planificadas y deseadas, es una enorme carga fisiológica, psicológica y emocional para cualquier mujer. Los cambios hormonales, la expansión de tejidos, el desplazamiento de órganos internos para dar cabida al producto, la depresión post-parto y muchas otras situaciones son factores a los que toda aquella que ha sido madre se enfrenta sola o, en el mejor de los casos, con el apoyo moral de sus seres queridos.

La libertad de elegir el practicarse un aborto o no, es un derecho humano.

¿Por qué es necesario despenalizar el aborto?

Las razones por las que una mujer puede (y tiene derecho a) decidir abortar son tan variadas como las circunstancias de cada persona. En el menos grave de los casos habrá a quien le falle el método anticonceptivo utilizado y la maternidad no entre en sus planes. Sin embargo, existen situaciones que, tristemente, la misma sociedad ha favorecido desde tiempos inmemoriales, manteniendo a la mujer como persona de segunda categoría o un mero objeto destinado a la reproducción, la crianza y la satisfacción del placer masculino.

No es desconocido que entre los “usos y costumbres” de algunas regiones de nuestro país —las más empobrecidas y marginadas, por cierto— es visto con normalidad que menores de edad sean obligadas a casarse con hombres muchísimo mayores que ellas, con lo que cualquier esperanza de un futuro distinto al de criar a un bebé desde una edad no adecuada se esfuma para dar paso a muy posibles malos tratos, golpes, abusos y violencia de toda índole.

Niña obligada a ser madre

Existen también casos en los que la mujer, ya adulta, está casada y el marido le salió con la graciosada de que no se puso condón “porque la mujer es la que debe cuidarse” y ¡Sorpresa! Ahora espera un hijo que no estaba planeado y llegará sólo para desequilibrar la economía, la dinámica y hasta la salud mental familiar.

O peor: la chica adolescente que terminó cediendo a la petición de su noviecito ignorante de no usar condón “porque se siente menos rico” y termina con el útero lleno, sus aspiraciones truncas y criando sola a un bebé no deseado.

Embarazo no deseado en adolescentes

¿Qué tal las mujeres y niñas que sufren una violación a manos de quien menos lo esperaban? Puede ser un compañero de la oficina, un vecino, un amigo, un familiar. Su propio padre. Quedan embarazadas y, además del trauma psicológico, se ven obligadas a permanecer en silencio porque sus familias le temen más al “qué dirán” que a las consecuencias de una dolorosa realidad.

Abuso sexual infantil

Como mencioné antes, las circunstancias de cada mujer son distintas. Por tanto, la única con el derecho a decidir si quiere o no albergar una vida en su vientre es cada mujer. No los dogmas, no las imposiciones sociales, ni el “deber ser”, ni la “normalidad” dictada por unos cuántos. Mucho menos la opinión pública, que, como ya sabemos, por lo menos en redes sociales tiene el mismo valor que una moneda de tres pesos dado que ahora cualquier palurdo puede emitir su “sesuda” opinión y proclamarla como verdad absoluta mientras otros igual de palurdos que él le aplauden como focas.

Los detractores de la vela perpetua

Es de risa la facilidad con que buena parte de los hombres e incluso (y tristemente) varias mujeres opinan sobre aquella que, por X o Y razón, necesita o desea practicarse un aborto. De los creadores de “El feto que quería ser ingeniero” y “Mami, no me arranques mi piernita” ahora tenemos inverosímiles propuestas para combatir y evitar el aborto:

“Porque no es de dios”, “Que cierren las patas”, “Que mejor les saquen el útero”, “Que mejor lo tengan y lo den en adopción” o “Sólo podrían abortar si fueron violadas” son de los argumentos más recurrentes que uno encuentra en cada nota que toca el tema en Facebook o Twitter. De forma curiosa, la mayoría de las personas que “piensan” de ese modo son las mismas que minimizan la violencia de género y los feminicidios, que justifican las depredaciones sexuales de los eclesiásticos en agravio de niños y niñas o, en el mejor de los casos, pasan su vida con el rosario en una mano mientras buscan la paja en el ojo del vecino.

"Pro Vida" contra el aborto.

A este tipo de entes autoproclamados “pro vida” no les importa que un niño nazca en pobreza y muy probablemente tenga que pasar así el resto de su existencia; tampoco les preocupa buscar una forma de ayudar a quienes menos tienen ni mucho menos ser partícipes en la difusión de la cultura de la salud sexual. Ni de chiste les interesan las penurias que pudiera pasar una madre soltera que —según sus estándares— “hace lo correcto” por tener al bebé, misma a la que después señalarán con burla por no haber formado una familia “como dios manda”.

Lo que esa gente quiere es imponer a otros sus ideas basadas en dogmas arcaicos, continuar con la bonita tradición de asustar a los incautos —tal como los asustaron a ellos— con las llamas del infierno y una eternidad de sufrimiento si se atreven a analizar las distintas realidades de forma diferente a la suya. En realidad, ellos no defienden a la vida como pretenden hacer creer, sino que buscan mantener vigente un statu quo caduco en una sociedad que continúa avanzando y evolucionando gracias a la ciencia, la adquisición de una conciencia colectiva y el progreso del pensamiento.

Esa gente que come santos y caga diablos, que señala con el dedo a quienes tienen la valentía no sólo de elegir su propio camino sino de luchar para que el de otras sea menos tortuoso, debe sacar inmediatamente su rosario del útero ajeno y adaptarse a los nuevos tiempos o contemplar cómo su ideología obsoleta se pierde entre la evolución de una sociedad que no necesita creencias rancias, sino un verdadero libre albedrío basado en los derechos humanos.

A favor de la despenalización del aborto.

Aborto legal, seguro y gratuito para quien lo desee o necesite. Quien no necesite o quiera abortar, que no lo haga pero sobre todo, que no se inmiscuya en asuntos ajenos. Es tan sencillo como eso.

¿Quieres leer algo que sí es criminal, pero sobre lo que la gente de derecha finge demencia porque esos niños ya no estaban dentro del útero? Haz click aquí.


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Un comentario

  1. Pingback: Seis cosas que los hombres necesitamos asimilar sobre el feminismo

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