40 cosas que he aprendido a lo largo de mi vida
40 cosas que he aprendido a lo largo de mi vida

40 cosas que he aprendido a lo largo de mi vida

Hoy es mi cumpleaños número 40.

Han pasado muchas cosas durante estos últimos 12 meses y me parece bien retomar una idea que surgió en algún canal de YouTube que solía seguir. El propietario hizo cierta vez un video con todas las cosas que había aprendido durante su último año de vida y considero que es un buen ejercicio a replicar, así que sin más rollo, aquí van las 40 cosas (una por cada año de mi vida) que aprendí:

  1. Valora a las personas que amas (y muéstrales amor) como si no fueras a verlas nunca más.
  2. Locución, o mejor dicho, cómo perderle el miedo al micrófono para dejar de sonar acartonado o extremadamente cauteloso con mis palabras. Es un muy buen ejercicio para aprender a fluir.
  3. Nunca tomes a la ligera a la ansiedad, puede ser muy peligrosa y llevarte a cometer errores estúpidos.
  4. Cómo armar un website desde cero y sin tener idea de lo que estaba haciendo; fue con pura práctica y me quedan geniales, así que eso me enorgullece mucho.
  5. Cuando engañas o traicionas a alguien, en realidad te lo haces a ti mismo y, generalmente, vas a pagar las consecuencias.
  6. A entrevistar a personas dedicadas a diferentes actividades, lo que no es cualquier cosita porque hay que investigar sobre el respectivo ramo de cada entrevistado y eso es algo que realmente disfruto hacer.
  7. Nada es más importante que la salud, tuya y de quienes amas.
  8. Todos tenemos mucho amor por dentro, pero nos reprimimos para darlo sin necesidad, o por miedo a ser lastimados. Eventualmente alguien va a herirte, pero aprendí que eso no es motivo para ocultar lo que siento por quienes me importan.
  9. Que los comentarios negativos de gente que no me conoce (ni tengo interés en que lo haga) no merecen más importancia que, por mucho y ya con ganas de regalarles algo de atención, algún gesto de desaprobación y ya, a seguir adelante.
  10. Que muchas veces malinterpreto a gente que me quiere por estar a la defensiva y ese error de juicio puede llevarme a lastimarla, cuando es lo último que desearía hacer.
  11. A soltar y dejar ir. Quien quiera estar, estará sin necesidad de pedírselo; quien no, es libre de alejarse y no tengo por qué sentirme mal por ello.
  12. A cuidar a alguien que está enfermo, atenderlo, estar pendiente de lo que necesite y ser responsable por él.
  13. Nada es para siempre. Ni el amor, ni la amistad, ni una mala racha. Absolutamente nada. Como sea, le dé una evaluación positiva o negativa, es mejor disfrutar mientras eso dure.
  14. Que aunque no todas las personas que parecen ser cool y bien intencionadas lo son en realidad, no necesito desgastarme en “cobrarles la afrenta” cuando muestran su verdadero rostro. Muchas veces es mejor que simplemente se larguen y ya.
  15. Una alimentación sana no tiene comparación. Está chido golosear de vez en cuando, pero consentirse de verdad comiendo cosas que nos hacen bien es lo máximo.
  16. ¡A cocinar, por fin! No soy el chef que México esperaba, pero ya me defiendo mucho más. Mi repertorio está creciendo y tengo muy buena sazón.
  17. A no ser ingrato con las personas que me demuestran aprecio, cariño o incluso amor y que no he sabido apreciar por viejos traumas que me han dejado algunas traiciones. No se trata de forzarme a corresponder, pero sí por lo menos de ser justo y amable con ellos.
  18. Que una amistad puede seguir madurando aún cuando han pasado muchísimos años y que, aunque ya no seamos los mismos chicos desmadrosos que cuando nos conocimos, podemos seguir creciendo juntos.
  19. Que nunca debes disculparte por ser como eres. Se vale reconocer los defectos y trabajar sobre ellos, pero jamás debes pedir perdón por tu forma de actuar bajo ciertas circunstancias que si bien no controlaste, tampoco provocaste.
  20. Que hay mucha gente muy pendeja que nació y se va a morir así, y no es asunto mío sacarlos de ese estado. Ni les voy a dar una lección de vida ni van a cambiar, así que ahora me limito a mantenerlos lejos para que su estupidez no me afecte.
  21. A atender a un niño pequeño, darle de comer, estar pendiente de que ponga atención a sus clases en línea, tenerle paciencia…no es lo mismo convivir un ratito y después devolverlo a sus padres, que hacerse cargo por un día entero.
  22. Que para las personas que te aman poco importa que en el pasado hayas sido un ojete o hayas cometido errores. Ellos te aman por quién eres aquí y ahora con ellos.
  23. A perdonarme por mis propios errores, desaciertos, juicios equivocados. Eso todavía está en proceso y va a tardar mucho, pero vale la pena.
  24. Que no necesito madre y media para ser feliz (refiriéndome a cosas materiales). Es decir, llevamos más de dos años con un maldito virus apuntándonos a la cabeza…¿Qué hago con mi colección de vinilos de The Beatles o la de tarjetas de la NFL si me pasa algo?
  25. Que, aunque he dejado de lado (para bien) la forma casi enfermiza en que solía programar mis actividades hace años, todavía puedo ser una persona organizada sin dejar que me frustre el no hacer N cosa en la fecha y hora exactas que lo tenía planeado originalmente.
  26. Que otra cosa que funciona genial para combatir la ansiedad o la depresión es mantenerme ocupado, por más que mi mente intente obligarme a procrastinar o simplemente quedarme tirado en la cama haciendo nada.
  27. Que a estas alturas, con mis tres dosis de Sputnik-V aplicadas y manteniendo mis debidas precauciones, ya no necesito privarme de abrazar y besar a las personas que amo sólo porque me aterra la idea de contagiarles algo y que mueran por mi culpa.
  28. Que el ejercicio no sólo me sirve para verme bien…como están las cosas, la mejor motivación para hacer a un lado la flojera es mi propia salud, tanto física como mental.
  29. A respirar adecuadamente, hacer ejercicios de respiración y un poco a meditar. Definitivamente quiero trabajar este punto.
  30. Que la forma más rápida de decepcionarme de la humanidad (más) es leer la sección de comentarios en las noticias, dentro de redes sociales.
  31. Que aunque nunca había estado tan endeudado en mi vida y a veces eso me pone demasiada presión encima, hay situaciones en que vale la pena echarse el gasto al hombro.
  32. Relacionado con eso, que el dinero es una herramienta muy útil si se le utiliza de la manera correcta. No es un coleccionable, no es para acumularse, tiene que correr y fluir para que realmente pueda ayudarte a lograr lo que quieres.
  33. Que no hay enojo (justificado o no) que valga más que mi relación con una persona importante para mí.
  34. Que si bien el tiempo es valioso, ya no me gusta vivir obsesionado con él ni intentando controlarlo siempre.
  35. Que todo error puede ser enmendado y es mejor trabajar al respecto que pasármela ofreciendo disculpas cada vez que la cago.
  36. Que entre las personas a las que siempre debes mantener a tu lado debes contar a un buen terapeuta psicológico. Si encuentras alguno, a ese sí no lo dejes ir.
  37. Que, a pesar de que la relación con algunos miembros de mi familia ha sido difícil y hasta violenta –e incluso considerando que los lazos de sangre no necesariamente conllevan lealtad– tampoco es justo para nadie vivir enojado con ellos por cómo son o cómo se han comportado debido a sus propias circunstancias, ni juzgándolos, mucho menos guardándoles rencor. Aunque aún me disgustan ciertas situaciones y/o actitudes, los perdoné y puedo seguir adelante con mi vida.
  38. A hacer las paces con el concepto de “dios”; no el hipotético ser antropomorfo con barba y en pijama que nos vigila desde arriba, sino con la energía, llámese como se llame, que mantiene en movimiento a este Universo. Me tomó 23 años entender que nadie me quitó nada; la vida, simplemente, tiene ciclos y procesos que se cumplen de manera inexorable.
  39. Que un cumpleaños es, simplemente, un día más. Una marca en el calendario, el cierre de una vuelta alrededor del Sol, como le quieras llamar. Sólo es un día y no define el resto de tu año.
  40. Que odiar no vale la pena; por lo menos, no de manera prolongada. Uno puede enojarse y mandar al diablo a las personas, pero cuando llega el final del camino, te das cuenta de que no valía la pena contaminarse por dentro si de todos modos la otra persona encontraría su destino, igual que uno mismo, en el momento que este llegue.
40

No sé si vuelva a hacer este ejercicio en un futuro cercano. No por falta de ganas o porque no quiera aprender cosas nuevas, sino porque nunca había tenido un año tan intenso como éste, lleno de cambios, ajustes, readaptaciones y mucho ejercicio mental. Quiero creer que sí lo haré…como quiera, esto es lo que hay por ahora: 39 buenas lecciones que o ya asimilé o estoy en proceso.

¿Qué hay de ti? ¿Qué te gustaría aprender o analizar para cambiar de ti mismo? Platícame en los comentarios o bien, en mis redes sociales:


¿Me donas un cafecito?

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