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Recordemos al gran caricaturista Eduardo del Río, «Rius»
Si alguien merece ser llamado «El padre de los moneros mexicanos» ese es Eduardo del Río, mejor conocido como Rius..
Gracias a su fino y ácido sentido del humor, su técnica para el trazo y su búsqueda incansable de la libertad de expresión, los monitos de Rius se convirtieron en la catarsis que tanta gente necesitó durante décadas, sumida como estaba en la «época dorada» de los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional y las consecuencias que ya todos conocemos.
Mucho más que un caricaturista
Sin embargo, el trabajo de Rius va más allá de sus buenos dibujos enmarcados por frases llenas de picardía e ingenio, muchos de ellos publicados en diarios de circulación nacional como Ovaciones, Mañana, Revista de Revistas, La Nación, Novedades, Diario de la Tarde y La Prensa entre los años 1955 y 1961, los más de 100 libros en que desmenuzó con sagaz maestría al capitalismo, a la religión y a la política mexicana, o las dos historietas clásicas de su autoría: Los Supermachos y Los Agachados.
Su narrativa y exposición de las costumbres mexicanas de la época lo convirtieron en un profesor de masas, inventor de la historieta didáctica, con la que cualquiera podía entender los temas más complejos; no por nada decía Carlos Monsiváis:
Rius tuvo más éxito fomentando la lectura que los programas oficiales de la SEP.
Desde su posición como caricaturista —siempre cargada hacia la izquierda— respecto a situaciones de gran importancia mundial como la Guerra Fría o temas locales del calibre de la Matanza de Tlatelolco ocurrida en 1968, Eduardo del Río es reconocido por propios y extraños como un maestro de la narrativa y un transgresor del statu quo capaz de acabar a punta de trazos con cualquier represor.
Herencia cultural e ideológica
Galardonado a través de reconocimientos como el Premio Nacional de Periodismo de México en 1987 y 2010 o el premio La Catrina —otorgado en el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2004—, el legado de este caricaturista infaltable de la cultura mexicana merece un lugar muy especial en el imaginario colectivo y ¿Qué mejor que mantenerlo vivo a través del paso de su obra de mano en mano y de generación en generación? Compra sus libros, compártelos con las nuevas generaciones y mantengamos vigente ese espíritu de rebeldía, todos juntos.
¿Qué opinas del trabajo de Rius? ¿Has leído alguno de sus libros o historietas? Platícame en los comentarios de este artículo o bien, en mis redes sociales:
Te invito a leer este otro artículo, donde podrás conocer el trabajo que muchos otros ilustradores de renombre plasmaron en el transbordo de la estación Zapata del Metro de la CDMX.
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