Mercado González Ortega: una vieja gloria desgastada por el tiempo
Mercado González Ortega: una vieja gloria desgastada por el tiempo

Mercado González Ortega: una vieja gloria desgastada por el tiempo

El Mercado González Ortega, cuyo nombre procede de un valiente general zacatecano, data de 1889, aunque el predio que actualmente ocupa ya tenía cierta relación con la historia de México desde antes, pues en 1861 fue utilizado para celebrar el triunfo de los liberales tras la Guerra de Reforma. Tras un incendio en 1901, fue reconstruido e inaugurado de nueva cuenta en 1909; llegó a contar con tres pisos y, como el Ave Fénix, resurgió de sus cenizas para convertirse en uno de los principales símbolos tanto de la economía como de la historia zacatecanas, pues incluso todavía luce algunos impactos de bala producto de la Toma de Zacatecas en 1914.

Mercado González Ortega

Sin embargo, este coloso construido con cantera rosa y hierro colado en estilo art-nouveau no ha logrado conservar por completo la grandeza que en otros tiempos lo distinguió. A pesar de que prácticamente todos sus locales están ocupados, algo no acaba de cuajar; se le siente desangelado con todo y algunos flacos intentos por atraer al visitante, como los esporádicos bailes que se organizan en su interior. De ahí en más, no hay mucho éxito pese a que en su interior encuentras desde joyería fina realizada en plata hasta dulces típicos de la región. Su historia, tradición e impacto turístico sufren las consecuencias del descuido por parte de las autoridades que, poco a poco, van dando al traste con una construcción que merece muchas más miradas de las que recibe.

Mercado González Ortega de noche

Si tienes oportunidad de ir a Zacatecas, cuando recorras la Avenida Hidalgo de camino a la Catedral Basílica o al Teatro Calderón, ¡Visítalo! Curiosea en sus tiendas de recuerdos, compra un poco de plata para regalar a esa persona especial, disfruta los aromas y sabores de toda la ciudad concentrados en un solo punto; incluso puedes conseguir algún delicioso mezcal zacatecano, tan distinto del oaxaqueño — más seco, menos popular, pero igualmente delicioso—. El chiste es no dejarlo solito ni permitir que muera. Tus sentidos te lo agradecerán.


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