José Alfredo Jiménez y el colorido homenaje a su obra
José Alfredo Jiménez y el colorido homenaje a su obra

José Alfredo Jiménez y el colorido homenaje a su obra

La historia de José Alfredo Jiménez es tan inspiradora como trágica. Fue un hombre sencillo que, tras la muerte de su padre farmacéutico y una mudanza a la Ciudad de México acompañado de su madre y hermanos en búsqueda de una vida mejor, le entró a todo: desde camarero hasta jugador de fútbol, ocupación que le permitió militar en dos equipos que ya no existen, pero en su tiempo levantaron pasiones entre los aficionados: el Oviedo y el Marte.

José Alfredo Jiménez

Sin embargo, el destino le depararía la inmortalidad por otro sendero. Cuando el sentimiento que le inundaba por dentro decidió salir por su boca, fue capaz de componer las melodías más grandes del cancionero tradicional mexicano, muchas de ellas basadas en sus propias vivencias de amor y desamor con dedicatorias incluidas, parrandas y cantinas.

Lamentablemente, el cuerpo de José Alfredo Jiménez sería incapaz de contener por más de 47 años a un alma llena de tanto dolor. El 23 de noviembre de 1973, a las 9:30 de la mañana, víctima de una cirrosis hepática provocada por el efímero consuelo que solía hallar en el fondo de una botella, dejaría de existir de manera física, por lo menos hasta que, 25 años después de su partida, en el Panteón Municipal de Dolores Hidalgo brotara de la tierra —por obra de su yerno, el arquitecto Javier Senosiain— uno de los tributos póstumos más cargados de significado (tanto por concepto, como por añoranza) que existen en todo México.

Mausoleo con músico

La vida no vale nada

Un sombrero de charro da sombra al lugar de reposo definitivo de José Alfredo Jiménez; se trata de un sombrero “de cuatro pedradas”, llamado así porque, dice la tradición, los hombres solían arrojarse piedras al pelear y sus sombreros terminaban por salvarles la vida, conservando las abolladuras como recuerdo. En medio de estos cuatro hundimientos se encuentra una cruz, formada por 113 cristales azules que indican el número de habitación en la Clínica Londres de la Ciudad de México donde el cantautor guanajuatense exhaló su último aliento.

Sombrero en el Mausoleo de José Alfredo Jiménez

La particular orientación de la tumba (hacia el poniente, a diferencia de las demás, que miran hacia la entrada del camposanto) permite que los rayos del sol atraviesen esos 113 cristales y arrojen una cruz luminosa sobre las burbujas de un lago cristalino que se encuentra un metro y treinta centímetros sobre los restos de José Alfredo Jiménez. ¿No te parece suficientemente poético? Bueno, pues la misma posición de la tumba permite que, en el crepúsculo, el homenajeado se vaya con el sol cuando muera la tarde.

Una estructura que semeja una boca abierta, como si estuviera cantando, encierra la mítica frase a la que todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos acogido para darnos valor y tomar alguna decisión importante.

La vida no vale nada

Se dice que esta frase la acuñó José Alfredo Jiménez después de la muerte de su hermano, mientras consolaba a su madre, la señora Carmen Sandoval Rocha. A ella le quedó tan grabada en el corazón que solicitó que la frase acompañara el sepulcro que comparte con su hijo a petición de éste, aunque las cosas salieron al revés de como las pensó el cantautor en su momento. Dijo un día a doña Carmen:

— Mamá, cuando yo me muera quiero que me entierren cerca de usted.

Lo que no sabía es que sería ella quien le alcanzara en el sepulcro, doce años después, y que el homenaje los uniría aún más a través de las doce grecas de sarape que representan a cada uno de los años que pasaron separados antes de reunirse en la eternidad.

Carmen Sandoval Rocha

“¡No te rajes, José Alfredo!”

Hablando del sarape, guardé lo mejor para el final. La estructura multicolor que remata a este monumento se compone de azulejos y losetas fabricados en el mismo Dolores Hidalgo y simula la Sierra de Santa Rosa, que atraviesa buena parte de Guanajuato. El recorrido empieza en la capital del estado y termina en Dolores Hidalgo, precisamente “ahí nomás tras lomita”.

Pero ese no es todo su encanto. En las grecas están escritos los nombres de las canciones más exitosas de José Alfredo Jiménez, a excepción de 91 de ellas, que corresponden a piezas inéditas. Entre más famosa es la canción más ancha es la greca, aunque tengo duda respecto al número de títulos que aparecen ahí. Algunas fuentes citan 119, otras tantas (incluido el guía de turistas que, amablemente, me compartió la información que están leyendo aquí) dicen que son 117. La verdad es que cuando fui no las conté, y en todo caso, no vamos a discutir por dos canciones de menos o de más, ¿verdad?

Canciones de José Alfredo Jiménez en las grecas del sarape

Así que, a manera de epílogo a este artículo, te comparto una playlist con casi todas esas canciones (hubo cuatro que no encontré en Spotify) para que abras una botella de tu destilado favorito y exorcices lo que queda de aquel amor que ya no fue o simplemente destapes un poco la cañería para que las lágrimas atrapadas por quién sabe cuánto tiempo y qué causas, fluyan.


¿Quieres escuchar algo un poco más animoso? Echa un vistazo a esta entrevista que hice a MArs Rising y disfruta algo de buen rock hecho en México.


¿Me invitas un cafecito?

4 comentarios

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