Anoche estaba pensando en los 10 discos de rock que me llevaría a una isla desierta.
Para mí, de entrada, pensar en rock es pensar en The Beatles como primera referencia. Es ni más ni menos que mi banda favorita de todos los tiempos, aunque obviamente no es la única que me gusta. Cada situación relevante ha encontrado eco en X o Y álbum y se ha quedado ahí, alimentando mi bagaje musical y enriqueciendo el soundtrack de mi vida.
Es por eso que te comparto a los consentidos, esos discos de rock que puedo escuchar una y otra vez no sólo sin cansarme, sino disfrutando y descubriendo cosas nuevas con cada escucha.
De sobra sé que al final no se convirtieron en “Los redentores del rock” como se esperaba de ellos cuando surgieron, pero tienen onda. Me recuerdan un tanto a The Cars pero con un sonido más fresco y la voz de Julian Casablancas, que puede ir de la pasividad indolente a la rabia mal contenida en segundos, me encanta.
Supe que era fan de esta banda angelina cuando, estando en prepa, encontré en casa una copia del Appetite for destruction y se la regalé a uno de mis mejores amigos. Después compré otra, pero el hecho de haberlo compartido con una persona a la que le tengo tanto cariño lo convierte en un disco entrañable.
Las razones porque los de Teingmouth aparecen tan abajo en este Top10 son que delante de ellos hay puros pesos pesados y que su último par de discos ha sido un tanto más suave que las producciones anteriores. Sin embargo, su calidad es innegable y las emociones que produce en mí verlos tocar en vivo no tienen comparación.
Los conocí siendo muy joven; creo que tenía unos 10 o 12 años cuando encontré el Stereotomy entre los discos de mi papá. Aunque años después yo mismo los apodé “Los Pink Floyd fresas”, su sonido me ha parecido fascinante hasta estos días.
Recuerdo haber comprado el CD cuando estaba en prepa, llegado a casa, cerrado la puerta de mi recámara y escucharlo con audífonos en mi discman de inicio a fin por lo menos unas tres veces. Lo de Jack y Meg White era puro y absoluto garage: una batería y una guitarra fue todo lo que necesitaron para conseguir un sonido minimalista, rasposo y muy potente.
Siempre he pensado que, si un día soy abducido por aliens, me encantaría que Radiohead estuviera sonando en mis audífonos en ese momento.
Prácticamente todo lo que toca Josh Homme se convierte en oro. Sin embargo, QOTSA sobresale entre otros proyectos suyos —como Kyuss, Eagles of Death Metal o Them Crooked Vultures— por capturar tan bien la esencia del espíritu stoner y agregarle potencia, riffs hipnotizantes y una de las mejores voces que existen en la actualidad.
La potencia y teatralidad de Till Lindemann, Richard Kruspe, Christoph Schneider, Oliver Riedel, Paul Landers y Flake Lorenz alcanzó su prime time con este compilado de presentaciones en vivo. Si hay un disco capaz de inyectarme toda la energía que necesito para el día, ese es Live aus Berlin.
Este lugar lo ocupa la banda que me ha hecho sentir al universo dentro de mi cráneo (sin usar drogas…ilegales) una, y otra, y otra vez. En particular, The Wall me resulta de una belleza indescriptible tanto por su valor musical intrínseco, como por el poder catártico que tiene sobre mí.
Esté feliz, triste, furioso o conmovido, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band siempre tiene una canción para ofrecerme. De todas las cosas maravillosas que se pueden decir sobre estos genios liverpoolianos, sus aportes no solo al rock sino a la cultura en general son la razón más potente para tenerlos en el sitio de honor.
En un mundo donde la mayoría idolatra a Karol G o Maluma, desmárcate y haz la diferencia. Rescata a la buena música, desempólvala y dale una oportunidad (si eres joven y no te has dejado seducir por el rock) o, si ya eres veterano como en mi caso, platícame cuáles son los 10 discos de rock que se han vuelto imprescindibles para ti en los comments o en mis redes sociales:
También puedes echar un vistazo a la lista de rolas clásicas y sus respectivos covers que hice para ti en este otro artículo.
¿Me invitas un cafecito?
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