El arte de escuchar un album completo y sin pausas
El arte de escuchar un album completo y sin pausas

El arte de escuchar un album completo y sin pausas

Disfrutar tu album favorito lentamente, recorriendo cada una de sus canciones de principio a fin, es un arte que no cualquiera se da la oportunidad de experimentar en estos tiempos.

Vivimos en una sociedad —Arthur Fleck dix it— donde el consumo rápido se escapó de la Cajita Feliz e infectó diversos aspectos de nuestras vidas; entre ellos, la manera de escuchar música. La industria posiciona a lo que vende más apoyándose en charts, las playlists de aplicaciones como Spotify y los algoritmos de Google y YouTube marcan la pauta de lo que vas a escuchar (casi) sin que lo notes mientras te ejercitas, trabajas o simplemente estás curioseando en las recomendaciones de la semana.

Menú Spotify

En medio de esa vorágine, tal vez encuentres una joya del rock olvidada entre el correr de los años y te provoque la suficiente curiosidad para que, si tienes un par de minutos, busques un poco más sobre el artista y su trabajo con la intención de conocerlo mejor. Quizás aparezca un disco completo. Si es así, ¡Felicidades! Ahí es donde ocurre la magia.

El ritual

Sentarte o recostarte en tu sillón favorito para recorrer un album en total calma, sin prisas ni interrupciones, es una experiencia que requiere no solamente toda tu atención (recomiendo silenciar por completo tus gadgets antes de presionar el botón de play), sino también dejarte llevar por el resto de tus sentidos.

Si además cuentas con la fortuna de tenerlo en formato físico, no hay nada como acariciar con la mirada su portada, sacarlo de la funda o caja —ya se trate de un vinil o un CD—, apreciar el trabajo de impresión sobre este objeto de deseo; devorar el arte contenido en el booklet, ponerlo en su respectivo reproductor, cerrar los ojos y gozar el trayecto.

Album The Wall Live, por Roger Waters

Deslizarse lentamente por una de estas obras de arte que en nuestro acelere simplista llamamos simplemente “discos” podría enderezar el rumbo que ha tomado la música de unos años para acá. Estoy completamente seguro de que si las nuevas generaciones dejaran de consumir lo primero que las plataformas les ponen enfrente y se tomaran una hora al día para escuchar, por ejemplo, alguno de los discos que se mencionan aquí, otro gallo nos cantaría en cuanto a tendencias.

Aliméntate sanamente

En una analogía muy en boga, vale la pena recordar que el COVID-19 afecta con más saña a personas hipertensas, diabéticas, obesas, con inmunosupresión y/o fumadoras; en tanto, los organismos que reciben más nutrientes y llevan a cabo hábitos saludables tienen mayor oportunidad de sobrevivir.

Lo mismo pasa con la música; quien consume chatarra es más susceptible de tomar por buena cualquier inmundicia auditiva sólo porque “es lo de hoy”, mientras quien acostumbra educar sus oídos y nutrir de manera inteligente su bagaje musical será menos impresionable y abrazará con fuerza a cada album de su colección.

Album Carmina Burana, por Ray Manzarek

¿En cuál de los dos casos te encuentras, querido lector? Déjame un comentario aquí abajito o date una vuelta por mis redes sociales:


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