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La diferencia entre hacer street art y pintarrajear a lo bestia
Cierta noche regresaba a donde vivía en aquel entonces, cuando de lejos vi a un grupo de personas paradas en la contraesquina. Eran casi las doce y no se veía más gente en la calle, así que decidí acercarme con paso firme (cosa que no sirve de mucho si en verdad van a asaltarte, pero ayuda a tener un falso sentimiento de seguridad) y, mientras me acercaba, vi una patrulla parada en la calle anterior. «No hay mayor problema», pensé, así que seguí caminando ya más relajado.
Cuando me acerqué y vi que se trataba de un grupito de pubertos rayando la pared blanca del vecino, decidí no hacer mayor aspaviento. En lugar de eso, entré a casa y llamé al número de la policía para reportarlos, recalcando al operador que había una patrulla en la calle de atrás haciendo absolutamente nada. Apenas colgué el teléfono me asomé y los vaguitos ya no estaban porque una unidad se había estacionado frente a mi casa; supongo que era la misma que vi antes y a cuyos tripulantes deben haberles dicho «Órale parejas, ya los exhibieron».
Como usualmente, me quejé en mi fanpage de Facebook acerca de la falta de respeto por la propiedad ajena y la necesidad que tienen ciertos adolescentes de hacer cualquier estupidez sin importarles el perjuicio que causen, solo por nutrir su escaso sentido de pertenencia. Una amiga lo leyó y me llamó pretencioso porque «Ahora resulta que también me molesta el street art». Me dio hueva mostrarle esto como argumento, pero me pregunto si alguien por aquí podría considerar street art esta bazofia:
No es que quisiera que hubiera ido Bansky a rayonear esas paredes; pero dado que de por sí las colonias populares de la ciudad no suelen tener muy buen aspecto y fama, con estas porquerías menos. Luego, esa misma amiga me dijo que no había por qué acusarlos ya que estaban ejerciendo su libertad de expresión, y de verdad, aunque entiendo el punto, no estoy de acuerdo con la idea de dañar las cosas más de lo que ya están, de dañar la propiedad ajena como si a los demás no les costara dinero y trabajo comprar pintura nueva y aplicarla a sus fachadas esperando que el gusto de tener las paredes limpias dure hasta que a otra bola de mocosos nalgasmiadas se les antoje ir a hacer de las suyas. ¿Qué piensa esta gente? ¿Tiene derecho a fastidiar lo que no solamente no es suyo, sino es de todos, nada más porque cree que puede?
¿Me invitas un cafecito?