Dub side of the moon, lanzado en 2003, da un giro inesperado a Dark side of the moon, uno de los dos pilares discográficos de Pink Floyd (a mi juicio, el otro es The wall) que, a su vez, vio la luz en 1973 y es considerado como la cima de la perfección para esta agrupación británica.
Dark side of the moon es una contundente pieza de arte que desmenuza las conductas que adquirimos casi sin pensar, como dignos integrantes de una sociedad alienada y cada vez más deshumanizada que nos vende lo que se le antoja arrebatándonos, la mayoría de las veces, toda posibilidad de parar un momento a reflexionar acerca de si sus imposiciones cuadran o por lo menos se aproximan a lo que nosotros, los individuos, la bola de borreguitos indefensos, realmente queremos o necesitamos.
Nos hacen creer que debemos vivir a toda prisa, que el tiempo es oro; y hablando de oro, también se nos enseña a obsesionarnos con el dinero, a no ver más allá de nuestras narices y centrarnos en la estúpida idea de que nuestra felicidad se encuentra detrás de un escaparate.
Vivimos preocupados por el qué dirán, por buscar la adquisición de un status aunque tengamos que endeudarnos para medio mantenerlo a flote, por esa infundada necesidad de andar en chinga todo el tiempo que hace que nuestras relaciones familiares, amistosas y amorosas terminen en la basura como si fueran el juguete corriente y fabricado en serie que te sale en una Cajita Feliz.
Dark side of the moon es un disco capaz de llegar y partirle la madre al escucha; dependerá de la sensibilidad de éste qué tan hondo cale, o si se lo toma, cínicamente, como una joya meramente musical, sin permitirle penetrar más allá de sus oídos. Yo no reprocharía a quien eligiera la segunda opción; a veces es más sencillo cerrar la puerta y no permitir a la realidad traspasarla, antes que perder la razón a causa de una infinita búsqueda de la fama y el éxito. Y si no, pregúntale a Syd Barrett.
El lado oscuro de Oz
Reza la leyenda urbana que reza que, si pones la película The Wizard of Oz de 1939 y al momento en que el león de la Metro Goldwyn Mayer ruge por tercera vez le das play al disco, a partir de ese punto audio e imagen se sincronizan como por arte de magia. Me dio mucha curiosidad esta teoría y, después de llevarla a cabo, puedo decir que si bien varias secuencias empalman con la letra y música de las rolas, hay muchos más momentos en los que la sincronía no existe y lo único que obtuve fue una película bastante rarita combinada con uno de mis discos favoritos. De cualquier manera, es algo interesante para hacer si tienes la noche libre, pese a las declaraciones de los integrantes de Pink Floyd cuando les preguntaron si esto era coincidencia o algo intencional: «La próxima vez tomen LSD en buen estado». Te dejo aquí el video con la sincronía para que lo compruebes por tu cuenta.
Como premio de consolación, supe por ahí que el Dub side of the moon sí fue creado expresamente para combinarse con la película, así que puedes darte vuelo checando las dos opciones.
Recuerda que esta sección en especial se alimenta de tus sugerencias y que tarde o temprano las rolas (o discos, ya que entré en ese tema) que solicites serán publicadas con sus respectivos covers. Puedes hacerme llegar sus peticiones a través de los comentarios directamente en este artículo. ¡Hasta la próxima!
¿Me invitas un cafecito?
