The beast in me
The beast in me

The beast in me

Una de las cosas que verdaderamente me aterran es la idea de perder el control sobre mi mente y que ésta me juegue malas pasadas; en concreto, me asusta que la tendencia violenta de mi carácter lastime a las personas que amo de una manera extremadamente cruel e irreversible. He tenido experiencias dolorosas al respecto; queman al alma porque volteo hacia atrás y, al ver el daño que he hecho, no puedo menos que avergonzarme, sentir un nudo en la garganta y tratar de olvidarlo pensando en aprender la lección para no volver a repetirlo.

Malditas sean las explosiones dentro de mi ser, maldito sea el momento en que elegí comportarme como un matón cada que siento (porque ni siquiera me aseguro de que así es, primero disparo y luego pregunto, metafóricamente hablando) que alguien intenta herirme.

Ego

Dolor

Rabia

Orgullo

Destrucción

Mil veces maldito sea el reflejo destructivo que genero, el que no me permite dejar ir limpio a nadie, el que me orilla a reaccionar como un animal herido intentando llevarse consigo entre las patas a quien lo lastimó, sea quien sea, pudiendo ser alguien a quien amo y, tristemente, convierto en víctima indefensa de mi bestialidad ciega y egocéntrica. Maldito sea el recuerdo de esa cara sonriente, de esos ojos de cervatillo asustado que me miran diciendo “¿Por qué me haces esto? Yo no quise lastimarte”.

Lágrimas

Desesperación

Ladridos

Arrepentimiento

Casi al mismo tiempo, bendita tortura. Bendito sea el brillo de esos ojos grandes y brillantes, el regreso de los buenos momentos que caen como copos de nieve sobre la piel ardiente, refrescándola y llenando la mente con sonrisas pasadas, abrazos, besos, canciones, miradas y lágrimas plenas de ternura. El toque suave domina a la bestia, la adormece, le hace morderse los labios y la lengua y los puños y sentir ganas de convertirse en escorpión para ajusticiarse a sí mismo a base de aguijonazos en el lomo.

Expiación

Redención

Las variables viscerales van de lo más negro a lo luminoso, de lo ridículo a lo sublime.

Hace años que trabajo sobre esto y tengo buenos resultados; sin embargo, el miedo al monstruo que se esconde en el armario de mi mente y de vez en vez se asoma, sigue latente…


¿Me invitas un cafecito?

2 comentarios

  1. Patthy

    Feliz fin de año!

    No quería despedir este año sin recordar lo bueno y agradable que conocí este año , y algo bueno fuiste tú, quiero ser tu amiga me gustan tus publicaciones y me gustaría seguirlas , me lo permitirías?
    Espero tu respuesta.

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