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Selección Mexicana, Decepción Mexicana (No importa cuándo lo leas)
De ordinario, la Selección Mexicana de Fútbol es un triste reflejo de la liga del país, del nivel de competencia de todos los equipos que desemboca en convocatorias desangeladas a torneos donde queda puesto en evidencia que todas las naciones inscritas en la CONCACAF evolucionan, menos nosotros.
En los últimos años, México ha pasado de ser el gigante del área al hazmerreír. Ha sido superado por selecciones como Estados Unidos, que antes recibían seis goles mexicanos como mínimo y ahora tienen el descaro y las pelotas de venir a ganar al Estadio Azteca. El exceso de confianza, pero sobre todo la mentalidad mediocre y conformista, son los principales causantes de esta situación.
Se cae en el exceso de complacencia al pensar que con sólo tener jugadores mexicanos en algunas ligas de Europa se puede hacer la diferencia. Si bien este es un factor muy importante, no es determinante. La prueba, nuevamente, es la selección estadounidense. Ellos cuentan también con jugadores en el escenario europeo, la mayoría en Inglaterra y Alemania. Lo que hace la diferencia entre ellos y nosotros es el espíritu competitivo, la ambición, la sed de triunfo y la cultura ganadora que se les inculca desde pequeños.
¿Por qué la Federación Mexicana de Fútbol no aprende un poco de esa mentalidad?
En cada torneo es lo mismo: la Selección Mexicana se conforma con pasar «de panzazo» y tanto los directivos como los jugadores, los medios de comunicación y hasta cierto porcentaje de los aficionados se llenan la boca con pretextos y justificaciones que, en lugar de provocar alguna consideración, lo único que hacen es encender más la furia.
Con el nivel competitivo que nuestros queridos ratones verdes suelen lucir, no aspiran a nada fuera de lo que se logra cada cuatro años en los mundiales: ganarle a un equipo de Medio Oriente, empatarle o ganarle a un europeo de medio pelo, y empatar o perder con un equipo de jerarquía, ya sea europeo o sudamericano. Para esas ridiculeces, mejor que se queden en casa y dejen de verle la cara al aficionado promedio.
Hace años leí rumores de que la FMF pretendía que la Selección jugara sus eliminatorias hacia el Mundial con la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol, para quienes no están tan familiarizados con el argot futbolero). Creo que, si en verdad existió la intención alguna vez, es buen momento para llevarla a cabo.
Ese es el remedio necesario: competir habitualmente contra selecciones de gran nivel, curtirse a chingazos, ponerse al tú por tú con los gigantes del continente para, de una buena vez, salir de la chaqueta mental de que «somos bien luchones» y a la mera hora nada más nada. Peor si nuestros flamantes seleccionados son las mismas “vacas sagradas” de siempre, cuya única finalidad, además de engordar sus cuentas bancarias a base de mucho patrocinio y nulo fútbol, parece ser la de obstruir el paso de talento joven (y por lo menos no tan maleado) que bien podría ser el revulsivo que el deporte más popular en este país necesita.
¿Me invitas un cafecito?