Adultos mayores con juventud en el alma y los pies
Adultos mayores con juventud en el alma y los pies

Adultos mayores con juventud en el alma y los pies

¡Qué agradable es ver que los adultos mayores tengan tanta vitalidad y asistan a la Alameda del Sur, en la CDMX, a pasar un rato agradable y ameno!

Adultos mayores

Algo de música en vivo es suficiente para que la alegría salga a flote y se animen a bailar al ritmo de aquellos clásicos de antaño —“Caballo viejo” sonaba en las potentes bocinas que invitaban a galantes pachucos y bellas damas a moverse con una gracia y agilidad tales que, sinceramente, me causaron admiración y hasta envidia.

Este es el sabor y la alegría que le ponen las personas mayores a la Ciudad de México. Verlos así, recreando los bailes que seguramente ayudaron al galán a seducir a la señorita en aquellos lejanos 50s en compañía de gente joven que, aunque sea por curiosidad, se acerca a tratar de entender y aprender el verdadero arte del baile, da a pensar que no todo está tan jodido como parece entre perreos y corridos tumbados.

Más espacios para nuestros adultos mayores

Como sociedad, aún hace falta mucho esfuerzo para lograr una verdadera cultura de respeto hacia aquellos de mayor edad. Pero si ellos tienen, de entrada, este tipo de opciones y espacios para liberarse de la rutina y disfrutar verdaderamente de su vejez, considero que tenemos un buen avance.

Adultos mayores 2

Además, ¡los viejitos son la onda! ¿Quién no conoce por lo menos a uno que cuenta las mismas historias una y otra y otra vez sin aburrirnos, o que se sabe las leyendas de la ciudad que no te cuenta el guía turístico, o que tiene alguna receta ultrasecreta y eficaz para curar la cruda, o que te enseñó a jugar cartas, ajedrez, damas chinas, dominó, lotería?

Sin afán de ser cursi, si tienes viejecitos en casa, valóralos. En ocasiones es difícil la convivencia debido a la barrera generacional y al choque de ideas, procesos y formas de hacer las cosas, pero he aprendido con el tiempo que es mejor llevar la fiesta en paz y quedarse callado o, de plano, darse la vuelta para no discutir, que arrepentirse después.


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