Ladies and gentlemen…The Beatles!
Con este disco terminó de estallar la bomba de la Beatlemanía. Si Please please me situó a los Fab Four en el escaparate más iluminado y bonito de Europa, With The Beatles, publicado el 22 de noviembre de 1963, les dio el empujón para cruzar el charco y aterrizar en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy el 7 de febrero del siguiente año. Aparecer en el Ed Sullivan Show fue como meter al caballo en Troya: una vez cruzada esa aduana todo el éxito, las giras, las fans, las corretizas cada que se paraban donde fuera y demás linduras originadas por el hecho de ser la banda más grande del orbe, llegaron en torrente.
With The Beatles trae la misma fórmula de su predecesor e incluso mucha gente coincide en que éste bien podría ser la secuela de aquel. Ocho canciones originales acompañadas por seis covers excelsamente escogidos de entre los restos del olvido, o lo que es lo mismo, rolitas que en su momento tuvieron un fugaz —y no muy abundante, en algunos casos— éxito en manos de otros intérpretes, pero que al ser tocadas por estos cuatro Midas modernos se convirtieron en auténticos hits.
De entre las rolas de manufactura Beatle, la que me pone a mover el piecito mientras trabajo y definitivamente se convirtió en mi favorita del disco es:
Además de ser pegajosa y muy bailable, resulta una cancioncita romántica, sencilla de memorizar y capaz de producir un decibelaje inimaginable desde las gargantas de las chicas que tuvieran la dicha de estar cerca de donde sonaran los cuatro muchachos liverpoolianos. Entre las mismas, menos rítmicas pero igual de bonitas, se pueden contar All I’ve got to do y Not a second time, esta última con todo y su cariz de desamor.
I wanna be your man, un alegre rock cantado por Ringo, tuvo tan buen impacto entre los escuchas que incluso le fue prestada a The Rolling Stones para que tuvieran un sencillo que grabar y se unieran a la llamada Invasión británica, compuesta por bandas que aprovecharon el impulso Beatle y colonizaron, esta vez musicalmente, territorio americano.
Por otra parte, las que considero “piezas flojas” del álbum son Don’t bother me y Little child; son buenas, pero ambas se quedan un par de pasos atrás del resto de los cortes compuestos por John, Paul y George.
De entre los covers, como ya mencioné, todos merecen ser considerados como la mejor prueba de que el reciclaje funciona. Till there was you es una belleza tomada del show The music man, bellamente interpretada por Paul; Roll over Beethoven le fue homenajeada al maestro Chuck Berry y no suena nada mal. You really got a hold on me, Devil in her heart, Money (that’s what I want) y Please Mr. Postman son evidencia de dos cosas: la primera, que The Beatles tenían muy buen gusto musical y oído para reconocer un éxito potencial; y la segunda, que el rock & roll contaba con los arrestos suficientes para establecerse como un ritmo maduro, capaz de transformar e influir en otras corrientes como el sonido Motown, por ejemplo, y su entorno entero.
Disfruta el disco completo:
Y una lista selecta de covers…aunque, algunas son originales. Seguro puedes identificarlas:
¿Me invitas un cafecito?