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Asómate a la Casa de Café, Cacao y Chocolate Mexicano
Si está entre tus planes ir a pasear a Coyoacán en los próximos días, a un par de calles de la Fuente de los Coyotes vas a encontrar la Casa de Café, Cacao y Chocolate Mexicano.
Como su nombre lo indica, este negocio orgullosamente mexicano ofrece al público no solo una enorme variedad de productos de cacao y café, sino la oportunidad de conocer y revalorar el chocolate mexicano en todas sus vertientes.
Verónica Rivera, creadora de este interesante concepto, se muestra orgullosa al platicar acerca de lo que nació a partir del festival De café, chocolate y otras delicias (que, por cierto, celebrará una nueva edición los días 25 y 26 de octubre). La cafetería/tienda abrió sus puertas en febrero de este año con el respaldo de decenas de productores independientes mexicanos, lo que da a Casa de Café, Cacao y Chocolate Mexicano la posibilidad de garantizar que los productos que ofrece, además de auténticos, son completamente orgánicos e incluso algunos de ellos cuentan con certificación, prueba irrefutable de una calidad de primer nivel.
Como la sangre a través de tus venas, así corre el chocolate por toda nuestra nación a través de quienes lo trabajan. Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Puebla, Yucatán, Estado de México y CDMX tienen representación en los estantes de Vero, partiendo siempre del proceso ancestral de siembra, cosecha, secado al sol y al aire libre, tostado y molienda, hacia medios más modernos para la extracción de la semilla, fermentación, atemperado y producción para llevarlo hasta tu mesa.
¿Me estás diciendo que existe un Chocolateverso?
La punta del iceberg es el chocolate que con tantas ganas disfrutas en una taza, generalmente preparado con leche y a veces hasta azúcar debido a nuestra herencia hispana. Sin embargo, es importante sumergirse más allá y recordar que el límite es el cielo.
Desde el téjate y el tascalate —originarios de Oaxaca y Chiapas, respectivamente— hasta el licor de chocolate (por ejemplo, Espíritu de Quetzalcóatl, producido por Chocolate Macondo), las posibilidades son infinitas: botanas gourmet; mole en polvo acompañado por frutas y chocolate; combinaciones de pataxtle (de color blanco, más económico que el cacao pero igualmente delicioso) con frambuesas, fresas, matcha, maracuyá, mango enchilado; tablillas de chocolate con chile para preparar en agua al más puro estilo prehispánico, como las de Ranek; cerveza artesanal estilo Cold Brew como la de Café Bazal; la creatividad mexicana no se guarda nada a la hora buena.
Dos Quinametzin de cacao
Entre la variedad de marcas que Vero aloja en su Casa de Café, Cacao y Chocolate Mexicano, hay dos que me llamaron poderosamente la atención.
La primera de ellas es Krūd, que trabaja principalmente con cacao virgen, crudo, sin fermentar ni tostar, dado que este puede perder hasta un 70% de antioxidantes durante el proceso. Además, También produce azúcar de cacao y de coco, aceite de cacao, productos untables y una línea inspirada en la herbolaria maya, que consiste en mezclar plantas para infusión (flor de mayo, semilla de ceiba, magnolia) con el chocolate, lo que crea combinaciones deliciosas y refrescantes a la vez.
Por otra parte, tenemos a Jangala, originaria de Chiapas. Esta marca, además de involucrarse de lleno con las familias originarias de la zona de manera socialmente responsable y crear deliciosas tablillas de chocolate combinado con lavanda, vainilla, cardamomo, Jamaica y muchos otros sabores gourmet, viste a sus productos con auténticas obras de arte realizadas por distintos ilustradores independientes.
De café, chocolate y otras bellezas
Más allá del cacao y el café, las puertas del negocio de Vero están abiertas a todo aquel producto realizado de manera artesanal y con altos estándares de calidad.
Es el caso de los deliciosos mezcales que me sonrieron desde un estante, invitándome a probarlos. Las variedades son tan amplias como la gama de precios, ya que, por ejemplo, un espadín de 250 mililitros cuesta 150 pesitos, mientras que el tepeztate alcanza los 1,500 del águila.
Del mismo modo, aquellos que con paciencia y dedicación crean distintos utensilios con materiales como el barro negro y las mismas cáscaras del cacao —platos, jicaritas, mezcaleros— aportan un toque de distinción y tradición, convirtiendo el mero consumo de todas estas delicias en una auténtica experiencia que trasciende el tiempo.
Un sorbo de cultura
En Coyoacán, el público es muy diverso. Mientras de lunes a viernes la gente anda apurada para tomarse un café de camino al trabajo, los turistas abarrotan esas bonitas calles y se toman unos minutos para escuchar la historia detrás de este super alimento mexicano, algunas veces de viva voz de los productores, quienes, invitados por Vero, asisten personalmente a Casa de Café, Cacao y Chocolate Mexicano para brindar mayor información al público consumidor, desmarcar al chocolate artesanal del comercial y promover una cultura que ha existido en estas tierras desde hace siglos y se mantiene viva (aún con todo el apoyo mediático y la difusión que proporcionan las redes sociales) a la antigua usanza: transmitiéndose de boca en boca y de generación en generación.
¿Se te antoja? Te dejo el mapa, para que te des una vuelta.
Y te comparto también sus redes sociales, para que puedas estar al tanto de todos los eventos que vienen en esta temporada de lluvias, aire frío y tradiciones.
¿Me invitas un cafecito?