De libertad de expresión y opinólogos irresponsables
De libertad de expresión y opinólogos irresponsables

De libertad de expresión y opinólogos irresponsables

En materia de libertad de expresión, el Artículo 6° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos indica:

La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de terceros, provoque algún delito o perturbe el orden público.

Por su parte, la ONU define la libre expresión como inherente a todos los seres humanos, sin distinción alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición.

Partiendo de este punto, debería quedar claro que absolutamente todas las personas tenemos derecho a expresar nuestras ideas con total y absoluta libertad. Sin embargo, también tenemos la obligación y la responsabilidad de documentarnos o por lo menos informarnos de manera adecuada para no incurrir en prácticas de desinformación —voluntaria o involuntariamente— ni contribuir con la infodemia que se ha agravado a partir del auge de las redes sociales y su uso como medio masivo de comunicación.

Libertad de expresión mal entendida

Existe cierto sector de usuarios al que se ha bautizado como “Opinólogos”. Se desenvuelven principalmente en Twitter y Facebook, haciendo gala de una ignorancia e indolencia audaces a las que no les preocupan ni tantito el alcance de sus barrabasadas ni sus consecuencias.

Opinólogo

Es la gente que lee los encabezados sin abrir la nota y considera esto suficiente para generar una opinión, esos que no tienen el sentido común para consultar distintos medios antes de obsequiarnos su “sesudo análisis” sobre N situación y que hacen más daño del que se pensaría porque, lamentablemente, no son pocos y se reproducen como chinches en colchón sucio, siempre argumentando que tienen todo el derecho a opinar…y sí, pero hay formas.

El riesgo de parlotear a la ligera

Estas personas suelen confundir el derecho a la libertad de expresión con la posibilidad de balbucear cualquier cantidad de tonterías sólo porque pagan por una conexión a Internet. Se sienten eximidos de la responsabilidad que conlleva emitir una opinión en un lugar donde millones de personas pueden no sólo verla, sino también reproducirla, y la cosa se agrava cuando no conformes con afirmar categóricamente —casi con la mano en la cintura y un gesto de pretendida superioridad— el error en que incurren, buscan contaminar a otros con sus infames peroratas.

Paty Navidad en Twitter

Prácticamente cualquier campo es fértil para el opinólogo: florecen los comentarios sin fundamento (pero con muchos errores ortográficos) en Facebook, el odio nada más por odiar en Twitter al grado de orquestar o por lo menos participar en el linchamiento digital y la circulación vía WhatsApp de cualquier cantidad de cadenas que quién sabe de dónde salieron, pero tu tía Piolín se las cree todas y redirige la “infección” hacia otros miembros de tu familia, como mínimo.

Cadena de WhatsApp, en agravio a la libertad de expresión

¿Cómo contrarrestar a un opinólogo?

Está fácil y no. Además de lo obvio, que es documentarte de forma adecuada, consultar distintas fuentes informativas, analizar todo lo que lees y sintetizar lo más relevante para generar tu propia opinión, todo se reduce a no engancharte con ellos, por más tentador que resulte rebatirles. Es precisamente de tu molestia al leer sus estupideces (y tus consecuentes respuestas) de lo que se alimentan…literalmente, porque el algoritmo posiciona mejor sus comentarios mientras interacción reciben y en ocasiones hasta de ahí sacan para comer.

Insisto: cuesta trabajo, pero lo peor que puedes hacer es seguirles el juego. Ignóralos, oculta y reporta sus comentarios y perfiles, pero evita a toda costa interactuar con ellos. Bajo ninguna circunstancia retroalimentes a estos entes sean malintencionados o no, que si bien tienen todo el derecho a la libertad de expresión que tanto cacarean —pese a no conocerlo a conciencia—, la falta de atención demostrará que sus argumentos y convicciones no cuentan con ninguna firmeza.

Troll abusando de la libertad de expresión

Seguro te ha tocado lidiar con alguno de estos especímenes; cuéntame en los comentarios de este artículo o en mis redes sociales cuál es tu manera de sacarles la vuelta.

También puedes echar un vistazo a un tema que sigue levantando polémica y que no tiene para cuándo ser resuelto.


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